1.3. Comunidades de práctica para regular el aprendizaje
Las comunidades de práctica han emergido como una herramienta poderosa para regular el aprendizaje entre iguales en varios contextos educativos y profesionales. Las comunidades de práctica se definen como grupos de personas que comparten una preocupación, un conjunto de problemas o una pasión por un tema, y que profundizan en su conocimiento y pericia mediante la interacción continuada (Wenger, 1998). Este modelo de aprendizaje colaborativo fomenta un espacio donde los miembros pueden compartir experiencias, prácticas y conocimientos, lo que facilita el aprendizaje continuado y el desarrollo profesional.
El aprendizaje entre iguales es fundamental en las comunidades de práctica, ya que permite a los participantes aprender los unos de los otros en un entorno de apoyo y confianza. Esta interacción continua no únicamente enriquece el conocimiento individual, sino que también crea un cuerpo colectivo de prácticas y conocimientos que pueden aplicarse a situaciones reales. El aprendizaje entre iguales promueve la reflexión crítica, la resolución de problemas y la innovación, elementos esenciales para la evolución y mejora constante en cualquier ámbito profesional (Smith et al., 2021).
Las comunidades de práctica también son esenciales para el desarrollo de competencias digitales y el uso efectivo de tecnologías educativas, como los porfolios digitales. Los porfolios digitales ofrecen una plataforma en la que los docentes y alumnos pueden documentar, reflexionar y compartir su proceso de aprendizaje. La integración de los porfolios digitales en comunidades de práctica permite a los participantes obtener retorno constante, intercambiar buenas prácticas y desarrollar habilidades tecnológicas de una manera colaborativa. Esta simbiosis entre comunidades de práctica y porfolios digitales puede mejorar significativamente la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en los centros educativos.